Una calle, mil razones para volver
No hace falta cruzar media ciudad. Basta con una calle para encontrarlo todo: Conde de Aranda. Serena, elegante, perfectamente medida.
Empieza con Cristina Oria. Un universo donde las mesas se visten de fiesta y los sabores saben a hogar elevado. Lo que parece una tienda, es en realidad un lugar donde la vida se saborea con su delicada selección de vajillas, libros y gourmet que convierten cada comida en un pequeño lujo. Cruza la acera y tropiezas con Mercules. Marroquinería con garra y bolsos que no siguen modas, las dictan. Aquí, el lujo se lleva cruzado, de hombro o en la actitud.
A un par de pasos, Quispe cambia el ritmo con su cocina peruana contemporánea. Sabores que despiertan, técnicas que sorprenden y un ceviche que debería tener su propio monumento. Después de una gran comida, Vinology, donde cada botella tiene historia y cada copa, intención. No es solo un wine bar, es una carta de amor al vino, sin prisas ni pretensiones. ¿Y los pies? También encuentran su sitio. Quiero unas Bobo’s es el lugar donde el calzado cómodo se vuelve irresistible. Porque hay días que empiezan con una reunión y terminan bailando, y el estilo tiene que estar a la altura.
Brumalis pone la nota floral. Pero no esperes ramos cualquiera. Aquí, las flores cuentan escenas: salvajes, elegantes, inesperadas. Es arte efímero que cambia el ánimo de una habitación (o de un día entero). Y si necesitas belleza artesanal, El Atelier Pottery te espera con cerámicas hechas a mano, imperfectas y preciosas, como todo lo que vale la pena.
Conde de Aranda lo tiene todo y no necesita escaparates chillones para enamorar. En Tótem Madrid sabemos que esos detalles son los que hacen la experiencia inolvidable. ¿Te animas a descubrirla?